Novena de Navidad • Décima estación

El Verbo se Hace Carne

Antífonas O

Gaude! Gaude!
Emmanuel nascetur pro te Israel!

¡Alégrate, Alégrate, oh Israel!
Vendrá, ya viene Emanuel.

Miguel Ángel di Lodovico Buonarroti Simoni, La Creación de Adán, hacia 1511, Capilla Sixtina, Palacio Apostólico, Ciudad del Vaticano

Miguel Ángel di Lodovico Buonarroti Simoni, La Creación de Adán, hacia 1511, Capilla Sixtina, Palacio Apostólico, Ciudad del Vaticano


Juan 1:1-5

Al principio ya existía la Palabra. La Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.

Ya al principio ella estaba junto con Dios. Todo fue hecho por ella y sin ella no se hizo nada de cuando llegó a existir.

En ella estaba la vida y vida era luz de los hombres; la luz resplandece en la oscuridad, y la oscuridad no pudo sofocarla.


" La Verdadera Historia de Navidad " por Ron Rolheiser, OMI

Entre los poemas de John Shea, se encuentra una pequeña pieza titulada: La Oración de Navidad de Sharon. Dice así:

Ella tenía cinco años
y estaba segura de las cosas;
las recitaba
con lenta solemnidad,
convencida de que cada palabra
era una revelación.
Ella decía

que eran tan pobres
que solamente tenían sandwiches de manteca de maní
y jalea para comer

y que iban muy lejos de su casa
sin perderse. Habían cabalgado
en un burro, la señora montaba el burro y el hombre iba a pie y el bebe
estaba adentro de la señora.
Tuvieron que quedarse en un establo,
con un buey y un burro.
Pero los tres Hombres Ricos los encontraron
porque una estrella brillaba sobre el techo.
Vinieron pastores, y uno podía
tocar las ovejas pero no darles de comer.
Entonces el bebe nació:
Y a que no adivinas quién era?

Sus ojos entrecerrados se abrieron
como dólares de plata.

El bebe era Dios.


La historia de Navidad, narrada por un niño: José y María viajando en burro, sin posada, el parto en un establo, la estrella y los pastores y los reyes magos y, por supuesto, el bebé, Jesús que era Dios. Todos los elementos de la historia están ahí, pero, para un adulto, es demasiado fácil pasar por alto lo increíble que es que Dios se haya hecho carne.


La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. ¡Qué afirmación tan salvaje e increíble! El corazón infinito, centro, creador y sostén del universo nace como un bebé y vive como una persona humana en esta tierra y, a través de ello, nos brinda el poder de Dios para la salvación. Hemos domesticado la encarnación, pero la verdadera historia de Navidad tambalea la mente. ¿Qué le parece esto como historia de Navidad?


Imagine el universo: La luz viaja a 299.338 kilómetros por segundo. por segundo. Por lo tanto, la luz que viaja a la tierra desde la luna (el cuerpo más cercano a nuestro planeta) tarda más de un segundo en llegar. La luz que viaja desde el sol tarda más de 8 minutos en llegar a la tierra. Pero esos cuerpos están cerca de nosotros. La distancia del sol a la tierra es inmensa pero, en términos del universo en su conjunto, es minúscula. Si uno mira las estrellas por la noche, de las visibles a simple vista, las más cercanas a nosotros están tan lejos que la luz que viaja de ellas a la tierra (a 299.338 kilómetros por segundo) tarda más de 4 años en llegar. Las que están más lejos, pero siguen siendo visibles a simple vista, están tan alejadas que la luz que viaja a 299.338 kilómetros por segundo tarda 800.000 años en llegar hasta aquí. Eso es inimaginable.


Más increíble aún: la ciencia actual, utilizando telescopios de rayos X, ha avistado planetas cuya luz todavía no ha llegado a la Tierra. Estos planetas están tan alejados que la luz que viaje de ellos a la Tierra tardará 6 billones de años luz en llegar hasta aquí. La mente humana simplemente no puede alcanzar a imaginarlo. Sin embargo, éste es sólo el universo que conocemos. De hecho, puede haber miles de millones de galaxias y universos.


Imagine esta historia: Dado que existen quizás cientos de miles de millones de galaxias con billones de años luz de separación entre ellas, y dado que en cada uno de los planetas dentro de estas galaxias se producen cientos de billones de fenómenos cada segundo, ¿podemos imaginar que en el centro de todo esto hay un corazón, un creador, un sustentador, un Dios que hizo todo esto y que ahora mismo lo vigila para que cada individuo y cada detalle sean cuidados apasionadamente, para que "no caiga un cabello de una cabeza humana ni un gorrión del cielo" sin que este Dios lo sepa y se preocupe?


Y lo más incrédulo de todo: ¿Podemos imaginar y creer que este corazón, este Dios, este centro de todo, realmente fue llevado durante nueve meses por una campesina en Palestina y nació en nuestro mundo como un bebé y luego vivió aquí, nos enseñó y nos dio a nosotros, sus creyentes, todo el poder que él mismo tenía como Dios? ¡Qué creencia más salvaje! ¡Deberíamos estar cantando canciones y repartiendo bebidas!


Después de que John Shea haya dejado que Sharon, de cinco años, le cuente el cuento de Navidad, él nota su reacción y le brinda un acertado comentario de una línea:

Y saltó en el aire,
giró sobre sí misma, se zambulló en el sofá,
y enterró la cabeza bajo el cojín
que es la única respuesta adecuada
a la buena noticia de la encarnación.


Padre Ron Rolheiser, OMI es un conferenciante y autor de renombre mundial, además de profesor y ex presidente de Escuela Oblata de Teología de San Antonio.


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