"Nuestra misión es llevar a las personas a actuar como seres humanos, ante todo, y luego, como cristianos, y finalmente, debemos ayudarlos a ser santos”. – San Eugenio de Mazenod, Fundador, Misioneros Oblatos de María Inmaculada

San Eugenio fundó los Misioneros Oblatos en 1816, dando a la congregación el nombre de María Inmaculada. San Eugenio pensó que María podía inspirar y alimentar mejor la identidad misionera de la congregación por su papel en el trabajo misionero: ella fue la primera discípula que siguió fielmente los pasos de su hijo, Jesucristo.

El Papa Pío XI nos llamó «especialistas en las misiones más difíciles», y nos sentimos muy orgullosos de que nuestros 3.500 sacerdotes y hermanos oblatos atiendan las necesidades espirituales y físicas de los pobres y los más abandonados en Estados Unidos y en 70 países de todo el mundo.

Cada uno de nosotros puede ayudar a los demás de diferentes maneras. Hacerse miembro del Club es una manera sencilla de comprometerse a ser co-misionero con nosotros en estas difíciles misiones. Su pequeño, pero continuo apoyo, es un reconocimiento de que nuestros esfuerzos serán de gran ayuda.