Marlowe Romero

Perfil Vocacional: Marlowe Romero

El viaje de Marlowe Romero como Misionero Oblato comenzó en uno de los lugares más improbables posibles: el confesionario.

No, Marlowe no tuvo que unirse a los Oblatos como penitencia por un pecado pasado.  En cambio, fue el sacerdote que estaba escuchando la confesión lo que despertó el interés de Marlowe para unirse a los Oblatos.  Ese sacerdote resultó ser el padre.ricardo hall,OMI el Director Vocacional de Área de los Oblatos.

“Había estado discerniendo sobre el sacerdocio durante aproximadamente un año, pero estaba mirando principalmente a los franciscanos”, dijo Marlowe.  “Al hablar con el p.Richard, me di cuenta de que estaba siendo llamado a ser un Misionero Oblato, un hombre para el Evangelio”.

Ese encuentro casual en el confesionario eventualmente llevó a Marlowe a asistir a un “Ven y Ve” que se llevó a cabo en la misión de los Oblatos en Tijuana, BC, México.  Después de pasar tiempo con los Oblatos y los pobres a quienes sirven en Tijuana, Marlowe decidió unirse al programa de prenoviciado de los Oblatos.

Marlowe se dio cuenta: “El momento 'ajá' llegó cuando caminé y oré con esta hermosa familia en Tijuana. Aunque el padre era ciego y eran desesperadamente pobres, estaban unidos por un profundo amor y gratitud.  Cristo me abrió los ojos a una realidad más profunda.  Quería ser misionera de los más abandonados y pobres”.

Marlowe nació y creció en San Antonio, Texas.  Vivía a una milla de distancia de la Gruta de Lourdes de los Oblatos y del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe Tepeyac.  Cuando era niño, él y su familia visitaban a menudo el santuario y rezaban a Nuestra Señora.

En la escuela secundaria y la universidad, Marlowe no reconoció su llamado al sacerdocio.  Estaba más centrado en las artes creativas y la vida social.  Pero en busca de una comunidad auténtica, se unió a la Asociación de Estudiantes Católicos de la universidad, donde se dio cuenta de que la verdadera inspiración proviene del Espíritu Santo que se mueve en la comunidad cristiana.

A partir de ahí, comenzó a trabajar como voluntario en Caridades Católicas, dando clases particulares a refugiados y niños del centro de la ciudad.  Eventualmente, eso lo llevó a trabajar en Caridades Católicas, donde ayudó a refugiados de todo el mundo a adaptarse a la vida en los Estados Unidos.

“Trabajar con los refugiados me dio una perspectiva más amplia de la vida”, dijo Marlowe. 
“Empecé a preguntarme cómo podía hacer que el Evangelio cobrara vida con mayor amor en pequeños detalles”.

En el primer año de prenoviciado de Marlowe, fue testigo de cómo los oblatos servían en parroquias multiculturales y de refugiados.  Marlowe dijo: “Mi corazón se abrió para abrazar el mundo, caminé al lado de jóvenes y viejos, caminé humildemente con Dios”.

Hoy Marlowe es miembro de la comunidad de prenoviciado de los Oblatos.  Actualmente está estudiando filosofía y aprendiendo el carisma del fundador oblato, San Eugenio De Mazenod.
con caridad entre sus hermanos y celo por las almas.

Hasta el día de hoy, Marlowe recuerda lo que el Padre.ricardo hall,OMI le dijo en ese confesionario: “Sé el hombre que Dios te creó para ser”.  Y todos los días, Marlowe se lo toma muy en serio mientras viaja con los Misioneros Oblatos.

 “Mi vocación es el amor y está en manos de María Inmaculada”, dijo Marlowe.  “Ella realmente me mostrará el camino”.

Marlowe Romero

Perfil de una Vocación: Marlowe Romero

El camino de Marlowe Romero como Misionero Oblato comenzó en uno de los lugares más improbables posibles: el confesionario.

Marlowe no tuvo que unirse a Oblatos como penitencia por algún pecado en el pasado, sino que el sacerdote que escuchó la confesión encendió en Marlowe el interés por unirse a los Oblatos. Resultó que el sacerdote era el P. Richard Hall,OMI Directora Vocacional de los Oblatos.

“Había estado discerniendo el sacerdocio por casi un año, pero esperaba más que nada en los franciscanos”, dijo Marlowe.  “Al hablar con el P.Richard me di cuenta de que era llamado a ser Misionero Oblato, un hombre para el Evangelio.”

Esa oportunidad encontrada en el confesionario con el tiempo llevado a Marlowe a asistir a “Ven y Ve” realizado por los Oblatos en su misión en Tijuana, BC, México.  Después de pasar algún tiempo con los Oblatos y los pobres con los que trabajan en Tijuana, Marlowe se reunió al programa del prenoviciado Oblato.

Marlowe se dio cuenta cuando “caminaba y rezaba con una hermosa familia en  Tijuana. Aunque el padre es invidente y eran pobres en extremo, les unía un profundo amor y gratitud. Cristo abrió mis ojos a una mayor realidad.  Quise ser misionero para los más abandonados y pobres.”

Marlowe nació y creció en San Antonio, Texas.  Vivía a solo 1.5 km de la Gruta de Lourdes y el Santuario de Nuestra Señora del Tepeyac de los Oblatos, adonde iba cuando niño con su familia para pedir a Nuestra Señora.

En la preparatoria y universidad Marlowe no reconoció su llamado al sacerdocio. Estaba más enfocado en las artes creativas y la vida social.  Pero buscando una comunidad auténtica, se unió a la Asociación de Estudiantes Católicos de la universidad, donde se dio cuenta de que la inspiración verdadera proviene del Espíritu Santo presente en la comunidad cristiana.

A partir de ahí comenzó a hacerse voluntario en las obras de Caridad Católica, enseñando a los refugiados y niños del centro de la ciudad.  Con el tiempo obtuvo un trabajo en la Caridad Católica, donde ayudó a los refugiados de todo el mundo a adaptarse a la vida en los Estados Unidos.

“Trabajar con los refugiados me dio una mayor perspectiva de la vida”, dijo Marlowe.  “Comencé a preguntarme cómo podría dar vida al Evangelio con un mayor amor y de forma sencilla.”

En su primer año de prenoviciado, Marlowe vio el trabajo de los Oblatos en sus parroquias multiculturales con refugiados. Marlowe comenta “mi corazón se abrió al mundo, caminando lado a lado con jóvenes y ancianos, caminando humildemente con Dios”.

Hoy en día Marlowe es parte de la comunidad del prenoviciado de los Oblatos, estudia filosofía y aprende el carisma del fundador, San Eugenio de Mazenod:
con caridad entre sus hermanos y celo por las almas.

Marlowe aun recuerda lo que el P. Richard Hall,OMI le dijo en el confesionario: “Sé la persona que Dios tenía en mente al crearte.”  Y todos los días Marlowe lo toma en serio al caminar con los Misioneros Oblatos.

 “Mi vocación es amor y está en las manos de María Inmaculada”, dijo.  “Ella me muestra el camino verdadero.”

Oblate World October magazine
octubre 2020
Octubre de 2020
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