Oblate CoverFebruary 2019
Febrero de 2019
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Inside
From the Provincial Fr. Louis Studer, O. M. I.
Making a Difference for 75 Years in Haiti
Oblate Crossings
Celebrating 25 Years of the Missionary Oblates Woods Nature Preserve
The Favelas Are My Kind of Place
The Art of Faith
America’s Senior Oblate Fr. Clarence Zachman Celebrates his 70th Anniversary of Priesthood
“I come from the end of the earth.”
Oblates Respond to Tijuana Migrant Crisis
Saling Away to A Missionary LIfe
Brother Andy Lawlor, O.M.I. Finding His Calling As An Oblate Brother
Donor Highlight Dee and Jack Moynihan
 
 

Bro AndyBrother Andy Lawlor, O.M.I. Finding His Calling As An Oblate Brother

When Bro. Andy Lawlor, O.M.I. was a young boy, he was told he wasn’t smart enough to be an altar server.  But Bro. Andy didn’t believe
that assessment, and eventually he became the person showing not only priests but also bishops and cardinals what to do at Mass.

“At the age of four I got knocked down and hit my head which caused a learning disability,” said Bro. Andy.  “When I said I wanted to be an altar server the priest told me I couldn’t because I was unable to learn Latin.  But God had better things in mind for me.”

Brother Andy was born in Ireland in 1947 into a very devout Catholic family that went to church often.  The young boy was fascinated by the priests.  He used to dress up as one and play Mass in the back yard.  As a teenager he felt he had a calling to religious life, but his learning disability, and stereotypes, got in the way.

He contacted several religious orders about joining but kept getting the same response, he just wasn’t smart enough.  The Jesuits did suggest that he consider life as a religious brother.  He attended their formation program for two months but left because he was desperately homesick.  He was told he didn’t have a vocation, and Bro. Andy believed his dream of a religious life had come to an end.

Since he couldn’t join a religious order, Bro. Andy did the next best thing, he started working for them.  He found employment with religious communities in Ireland and also when he moved to the United States in the 1970s.  He was employed by numerous orders, including the Jesuits, Sisters of Mercy, Columban Fathers and Missionhurst Fathers.  After moving to Washington, D.C. he looked for a job as a cook at the various houses for Catholic orders.  The Oblates had an opening for a part-time cook, and it changed Bro. Andy’s life forever.

“I came to know the Oblates as men of hospitality.  They were very welcoming to me when I worked for them,” said Bro. Andy.  “They didn’t treat me just as an employee.  They invited me to sit down and talk with them.  I was part of their family.”

Two of the Oblates living in Washington, D.C., Tom Singer and Tom Cruise, became friends with Bro. Andy.  They told Bro. Andy that he might be a good fit for their order, and suggested he pray about a vocation as an Oblate brother.  Brother Andy didn’t have to pray long, he was ready.  After decades of being rejected for religious life he joined the Oblates’ formation program.  He was 47 years old.

The Oblates tailored Bro. Andy’s formation to his skills.  Since he didn’t have a high school diploma, it wasn’t practical for him to take philosophy classes at the local college.  Instead, Bro. Andy worked at the local Oblate parish and its school.

When he attended the Oblate novitiate, a year away to discerning a calling to religious life, Bro. Andy was treated no different than the other novices.  Later he even attended classes at Oblate School of Theology.  His professors told him not to worry about the academics, explaining that the school wasn’t just for seminarians; it was for anyone who wanted to deepen their faith.

Brother Andy has served as an Oblate in a variety of ministries since taking his first vows in 1995.  He worked at the Oblates’ Our Lady of Guadalupe Parish in Midland, Texas, a parish primarily serving the Hispanic community.  Much of his recent ministries have been at the National Shrine of Our Lady of the Snows where he helps pilgrims explore new aspects of their faith.

Brother Andy has also been active in the liturgical ministries at the Shrine.  He frequently serves as an acolyte during Mass, helping the priest with various ceremonies and processions.  The irony isn’t lost on Bro. Andy, who as a boy was told he wasn’t smart enough to be at the altar.

“Often the celebrant turns to me to ask what he is supposed to do, and then I have to point him in the right direction,” said Bro. Andy with a smile on his face.

Bro AndyEl Hermano Andy Lawlor, O.M.I. Encontró su Llamado como Hermano Oblato

Siendo niño, le dijeron al Hno. Andy Lawlor, O.M.I. que no era lo suficientemente listo para ser monaguillo, pero él no lo creyó y con el tiempo se convirtió en alguien que mostraría no solo a los sacerdotes, sino también a los obispos y cardenales qué hacer en Misa.
“A los cuatro años me tiraron y golpeé la cabeza, lo que me ocasionó una incapacidad de aprendizaje”, dijo el Hno. Andy.  “Cuando dije que deseaba ser monaguillo, el sacerdote me dijo que no sería posible, por no poder aprender latín.  Pero Dios tenía otros planes para mí.”
El Hermano Andy nació en Irlanda en 1947, en una familia católica muy devota, que asistía a la iglesia a menudo. Al niño le fascinaban los sacerdotes. Se ataviaba como ellos y jugaba a celebrar Misa en el patio. Siendo adolescente sintió ser llamado a la vida religiosa, pero su incapacidad de aprendizaje y los estereotipos se interpusieron en el camino.
Estuvo en contacto con varias órdenes religiosas intentando unirse a ellas, siempre recibiendo la misma respuesta: no era lo suficientemente inteligente. Los Jesuitas le sugirieron considerar ser hermano religioso, ingresando a su programa de formación por dos meses, pero lo dejó, pues añoraba su casa terriblemente. Le dijeron no tenía vocación, por lo que el Hno. Andy creyó que su sueño de una vida religiosa había llegado a su fin.
Al no poder ingresar a una orden religiosa, el Hno. Andy hizo lo que le era posible: trabajar para ellos. Encontró empleo en comunidades religiosas en Irlanda y en los Estados Unidos, adonde se mudó en los años ´70.  Trabajó para varias órdenes, incluyendo a los Jesuitas, las Hermanas de la Misericordia, los Padres Colombinos y los Padres Missionhurst.  Tras mudarse a Washington, D.C., buscó emplearse como cocinero en varias casas de órdenes católicas. Los Oblatos tenían una vacante de medio tiempo y la vida del Hno. Andy cambió para siempre.
“Aprecié la hospitalidad de los Oblatos. Fueron muy cálidos cuando trabajé para ellos,” dijo el Hno. Andy.  “No me trababan como empleado, me invitaban a sentarme y a platicar con ellos. Era parte de su familia.”
Dos de los Oblatos que vivían en Washington, D.C., Tom Singer y Tom Cruise, se hicieron amigos del Hno. Andy y le comentaron que su orden sería una buena opción para él, sugiriéndole buscar en la oración si tuviera vocación como hermano Oblato.  El Hno. Andy no tuvo que pedir por mucho tiempo, estaba listo. Tras ser rechazado de la vida religiosa por décadas, se unió al programa de formación de los Oblatos, a los 47 años.
Los Oblatos adaptaron su formación a las aptitudes del Hno. Andy: como carecía de certificado de preparatoria, no era práctico que estudiara filosofía en la universidad local. En vez de ello, el Hno. Andy trabajó en la parroquia y escuela local de los Oblatos.
Al estar en el noviciado Oblato por un año para discernir el llamado a la vida religiosa, el Hno. Andy no recibió un trato diferente de los demás novicios. Más adelante incluso estudió en Oblate School of Theology.  Sus profesores le recomendaron no preocuparse por lo académico, explicándole que los estudios no eran solo para  seminaristas, sino para cualquiera que deseara profundizar su fe.
Desde que tomó sus votos como Oblato en 1995, el Hermano Andy ha trabajado en varios de sus ministerios, como la parroquia Our Lady of Guadalupe en Midland, Texas, básicamente para la comunidad hispana, y de forma reciente en National Shrine of Our Lady of the Snows, donde ayuda a los peregrinos a explorar nuevos aspectos de su fe.
El Hermano Andy ha participado también con frecuencia en los ministerios litúrgicos del Santuario como acólito en las Misas, ayudando al sacerdote en las diferentes ceremonias y procesiones. Lo irónico es que cuando niño, le dijeron al Hno. Andy que no era lo suficientemente listo para estar en el altar.
“A menudo el celebrante voltea a preguntarme qué debe hacer y le señalo”, dijo el Hno. Andy, con una sonrisa en su rostro.