My Life Has Been a Great Adventure
Young people have much to be thankful for when it comes to Oblate.
From young kindergarteners in Japan to young Oblates studying for the priesthood in San Antonio, Texas Fr. Ron’s youthful enthusiasm has enriched lives around the globe and deepened the faith of many people.
“I’m now what they call a R.A.M. (Reduced-Activity Ministry), but not really,” said the 81-year-old priest. “My life has been a great adventure and I plan on it being a great adventure for many more years to come.”
Father Ron’s adventurous life really took off when he decided to join the Oblates. After spending his early formation years in New England, Fr. Ron was assigned to the Japan mission one week after making perpetual vows. The original assignment was for two years, but Japan would become his home for 30 years.
“Much of my work in Japan was as an administrator of our schools,” said Fr. Ron. “The Oblates were very active in establishing kindergartens in Japan and we still have six kindergarten schools operating there today.”
The Oblates arrived in Japan in 1948 after the end of World War II. One of their initial ministries was educating children, and they opened several Montessori kindergartens where they taught the children about God and gospel values.
In addition to educating kindergartners, Fr. Ron also began educating future Oblates as the Japan mission grew. Making his vocation ministry complicated was the fact that Japan is a country where less than one percent of the population is Catholic.
After 30 years in Japan, Fr. Ron’s ministry took a dramatic turn. He went from one of the least Catholic countries to working at the epicenter of the Catholic faith – Rome. Father Ron was named the Superior of the Oblate General House, the congregation’s headquarters.
For 12 years Fr. Ron ministered in the shadows of the Vatican. After serving as Superior of the General House, Fr. Ron was put in charge of the Oblates’ Communication Office. It was at the start of the Internet era and Fr. Ron oversaw the transition from mailing bulletins around the world to sending digital copies to nearly 70 countries. The transition from mail to digital saved the Oblates $100,000 annually.
When his time in Rome was over, Fr. Ron returned to the United States and much of his work has since involved mentoring young men on their Oblate journey. For six years he was part of the Oblate pre-novitiate staff in Buffalo, New York helping young men discern a calling to religious life.
After a three-year stint in retreat ministry at Christ the King Retreat Center in Minnesota, Fr. Ron was assigned to the Formation Team in San Antonio, Texas where he currently ministers. Father Ron mentors Oblate scholastics from around the world who are studying to become Oblate brothers and priests at Oblate School of Theology.
For Fr. Ron, working with the next generation of Oblates is allowing his missionary life to come full circle. It is a circle that has crossed the world and improved the lives of countless people in the past, present and future.
“I look with no little bit of paternal pride and much hope at the new (younger) generation in whose formation I am privileged to be a part,” says Fr. Ron. “May they be blessed with the same support I received, and may they give themselves courageously to bring the Good News and the love of God to all who cross their path.”
Mi Vida Ha Sido una Gran Aventura
Los jóvenes tienen mucho que agradecer cuando se trata del Padre Oblato Ronald LaFramboise, O.M.I.
Desde pequeños de kínder en Japón hasta jóvenes Oblatos estudiando para el sacerdocio en San Antonio, Texas, el entusiasmo y alegría del P. Ron ha enriquecido vidas en todo el mundo y ayudado a profundizar la fe de muchas personas.
“Ahora estoy en lo que llaman M.A.R. (Ministerio de Actividad Reducida), aunque no en realidad”, dijo el sacerdote de 81 años. “Mi vida ha sido una gran aventura y planeo que lo siga siendo por muchos más años”.
La vida de aventura del Padre Ron realmente despegó cuando decidió ingresar con los Oblatos. Tras sus primeros años de formación en Nueva Inglaterra, el P. Ron fue asignado a la misión en Japón una semana después de haber hecho sus votos perpetuos. Aunque la asignación al principio era por dos años, Japón se convertiría en su hogar por 30.
“Mucho de mi trabajo en Japón fue como administrador de nuestras escuelas”, comentó el P. Ron. “Los Oblatos tuvieron mucha actividad al establecer kindergártenes en Japón y aun tenemos 6 de ellos operando actualmente”.
Los Oblatos llegaron a Japón en 1948, después de la Segunda Guerra Mundial. Al principio uno de sus ministerios fue la educación de los niños, por lo que abrieron varios kindergártenes Montessori, donde les enseñaron acerca de Dios y los valores del Evangelio.
Además de los kindergártenes, al crecer la Misión en Japón, el P. Ron también comenzó a educar a los futuros Oblatos. Algo que complicaba su ministerio vocacional era el hecho de que en Japón menos del uno porciento de la población es católica.
Después de 30 años en Japón, el ministerio del P. Ron tuvo un giro drástico. Pasó de uno de los países menos católicos a trabajar en el centro de la religión católica, en Roma, al ser nombrado Superior de la Casa General Oblata, sede de la congregación.
El P. Ron trabajó por 12 años a la sombra del Vaticano. Después de ser Superior de la Casa General, quedó a cargo de la Oficina de Comunicación de los Oblatos. Era el comienzo de la era del Internet y el P. Ron estuvo a cargo de la transición de enviar boletines por correo postal a todo el mundo al envío de copias digitales a casi 70 países. El cambio del correo postal al digital ahorró a los Oblatos $100,000 al año.
Cuando terminó su trabajo en Roma, el P. Ron volvió a los Estados Unidos, donde ha sido mentor de los jóvenes en su camino a ser Oblatos. Por seis años fue parte del equipo del prenoviciado en Buffalo, Nueva York, ayudando a los jóvenes a discernir su llamado a la vida religiosa.
Después de tres años de ministerio en el Centro de Retiros Cristo Rey en Minnesota, la asignación del P. Ron le llevó al Equipo de Formación en San Antonio, Texas, donde trabaja actualmente y sigue siendo mentor, ahora para los escolásticos Oblatos provenientes de varias partes del mundo que estudian en la Facultad Oblata de Teología para convertirse en hermanos y sacerdotes Oblatos.
Trabajar con la siguiente generación de Oblatos le permite al P. Ron cerrar un círculo que le ha llevado por el mundo mejorando las vidas de innumerables personas en el pasado, el presente y el futuro.
“Miro con un gran orgullo paternal y mucha esperanza a la nueva (más joven) generación, de cuya formación tengo el privilegio de ser parte”, dijo el P. Ron. “Que sean bendecidos con el mismo apoyo que recibí y que se entreguen valerosamente para llevar las Buenas Nuevas y el amor de Dios a todos los que encuentren en su camino”.
P. Louis Studer, O.M.I.
Provincial, Provincia de los Estados Unidos
February 2022
Febrero de 2022
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