June 2019
Junio de 2019
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Inside
From the Provincial Fr. Louis Studer, O. M. I.
Making a Difference for 75 Years in Haiti
Celebrating 25 Years of the Missionary Oblates Woods Nature Preserve
The Favelas Are My Kind of Place
America’s Senior Oblate Fr. Clarence Zachman Celebrates his 70th Anniversary of Priesthood
“I come from the end of the earth.”
Oblates Respond to Tijuana Migrant Crisis
Saling Away to A Missionary LIfe
Brother Andy Lawlor, O.M.I. Finding His Calling As An Oblate Brother
Donor Highlight Dee and Jack Moynihan
Donor Highlight: Vincente and Dulce Zappata
It All Started With A Wedding
When Vicente Llamas and Dulce Maria Zapata were married in July 2015, they asked for no wedding gifts. Instead, they wanted their wedding to be a catalyst for improvements to be made at the Missionary Oblates’ mission in Tijuana, B.C., Mexico.
Vicente and Dulce asked their guests to make donations to “Proyecto Tijuana.” The couple had a connection with the Oblates in Tijuana. Their nephew, Lester Antonio Zapata, was a student at the Oblates’ Prenovitiate in Tijuana and is currently finishing up his studies for the priesthood in San Antonio, Texas.
Shortly after their marriage, Vicente and Dulce began making weekly trips from their home in Pacoima, California to Tijuana to work with the Oblates. They were joined by friends, family and fellow parishioners at Mary Immaculate Parish in Pacoima.
At the prenovitiate in Tijuana, there was a need for an enclosed patio area where meetings and other events could take place. Vicente, a carpenter specializing in roofing, began to put in motion construction of the enclosed patio just two months after their wedding.
Almost every weekend, he and Dulce would make the 160-mile trek to Tijuana hauling lumber, paint and other supplies. Olympic Roofing Company, where Vicente works, donated the roof for the project. The patio was completed in July, 2016 sporting a plaque with the message “Patio los amigos de San Eugenio,” “Patio of the friends of St. Eugene.”
“It’s impossible to name all the people that made this project a reality, but we would like to give special thanks to Antonia Sandoval and family because they really helped us a lot,” said Dulce.
The patio was not the end of Vicente and Dulce commitment to the Oblates and the poor they serve in Tijuana. Shortly after the patio was finished, the young couple was invited to visit Laura Davila, a young single mother who had been electrocuted at work in a factory when she stepped on a bare electrical wire.
Laura miraculously survived the accident but was badly scarred and needs a wheelchair to get around. The Oblates learned about Laura and her family from their cook at the Prenovitiate house. Laura was trying to raise her son, Jovanny, while living with Laura’s mother, Maria, in a dilapidated shack. Maria was supporting the three people by scavenging and selling scrap metal.
After visiting with Laura and her family, Vicente and Dulce immediately began “Proyecto Laura.” With repeated weekend treks from Pacoima to Tijuana, Vincent, Dulce and their friends constructed a simple home for Laura and her family.
“All we are doing is what God is calling us to do for others in need,” said Dulce. “We learned this from the Missionary Oblates.”
Vicente and Dulce are now looking for their next project, one that will probably take place later this year when the Oblates move into a new neighborhood in Tijuana. They remain committed to improving the lives of their less fortunate brothers and sisters, a commitment that was born at their wedding.
Semblanza de un Benefactor: Vicente y Dulce Zapata
Cuando Vicente Llamas y Dulce María Zapata se casaron en julio de 2015, pidieron que en vez de regalos de boda, se pudiera ayudar a la misión de los Misioneros Oblatos en Tijuana, B.C., México.
Vicente y Dulce pidieron a sus invitados hacer donativos al “Proyecto Tijuana.” La pareja tenía conexión con los Oblatos en Tijuana, pues su sobrino, Lester Antonio Zapata era estudiante en el Pre-noviciado Oblato en Tijuana y actualmente está por terminar sus estudios para el sacerdocio en San Antonio, Texas.
Poco después de su boda, Vicente y Dulce viajaban cada semana de su casa en Pacoima, California a Tijuana, para trabajar con los Oblatos. Con ellos venían amigos, familiares y feligreses de la parroquia Mary Immaculate en Pacoima.
El prenoviciado en Tijuana necesitaba un patio cerrado donde pudieran realizarse reuniones y otros eventos. Vicente, carpintero especializado en techos, puso en acción la construcción del patio cerrado, solo dos meses después de su boda.
Casi cada fin de semana, él y Dulce hacían el recorrido de 250 km a Tijuana llevando madera, pintura y otros suministros. La compañía donde trabaja Vicente, Olympic Roofing Company, donó el techo para el proyecto. El patio fue terminado en julio de 2016, donde se colocó una placa que dice “Patio los amigos de San Eugenio”.
“Es imposible nombrar a todas las personas que hicieron realidad este proyecto, pero deseamos agradecer de forma especial a Antonia Sandoval y su familia, pues su ayuda fue grande en verdad,” dijo Dulce.
El patio no fue el fin del compromiso de Vicente y Dulce con los Oblatos y los pobres con quienes trabajan en Tijuana. Poco después de terminar el patio, la joven pareja fue invitada a visitar a Laura Dávila, una joven madre soltera que se había electrocutado trabajando en una fábrica, al pisar un cable eléctrico.
Laura sobrevivió milagrosamente al accidente, aunque tiene muchas cicatrices por las heridas y necesita una silla de ruedas para moverse. Los Oblatos supieron de Laura y su familia a través de su cocinera en la casa del Prenoviciado. Laura trataba de criar a su hijo Jovanny y vivían en casa de la mamá de Laura, María, en una choza. María sostenía a los tres vendiendo el metal desechado que juntaba.
Después de visitar a Laura y su familia, Vicente y Dulce comenzaron de inmediato el “Proyecto Laura.” Durante varios viajes de fin de semana de Pacoima a Tijuana, Vicente, Dulce y sus amigos construyeron una casa sencilla para Laura y su familia.
“Hacemos lo que Dios nos pide en ayuda de quien lo necesita,” dijo Dulce. “Esto lo aprendimos de los Misioneros Oblatos.”
Vicente y Dulce ya están buscando su próximo proyecto para probablemente este fin de año, cuando los Oblatos se muden a otro vecindario en Tijuana. Su compromiso de ayudar a los hermanos y hermanas menos afortunados que comenzó el día de su boda, continúa.