June 2018
Junio de 2018
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Inside
From the Provincial Fr. Louis Studer, O. M. I.
Missionary Oblates Recognized During Papal Visits
Father Nick Harding, O.M.I. a Fulfilling and Fascinating Ministry in Peru
Oblate Spotlight: Fr. Andy Knop, O.M.I.
By Sea and Land The Missionary Journey of Fr. Tuan Pham, O.M.I.
Oblate Crossings
Building a Better Future in Thailand
100 Years on the Mountain
“We Have Each Other” Oblate Supported Farm Impacting Lives
In Puerto Rico
On the Path to Sainthood
125 Years of Faith: St. Casimir’s Parish
My Vocation Story: Lazaro Angel Leal
Donor Highlight: Mary Agnes Leonard
Donor Highlight: Mary Agnes Leonard
Family is everything to Mary Agnes Leonard. And a Missionary Oblate played a vital role in keeping her family together during its
greatest crisis.
“Father John Patrick Walsh, O.M.I. was a gift from God to my family” said Mary. “Ever since I was a little girl he has been my role model and someone I try to imitate. He loved everyone and never engaged in judgement or criticism; just like Jesus!”
In 1952 Mary’s father, John Leonard, contracted polio and became paralyzed from the neck down. He was placed in an iron lung and at one point doctors said he had only about 20 minutes to live.
Mary vividly remembers going into his hospital room to tell her father good-bye.
But John Leonard survived his near-death experience. His health remained poor and he had to remain in the iron lung. Mary was 11 years old at the time; and her mom was pregnant with her ninth child.
As the oldest of the Leonard children, Mary was told to keep a secret from her younger brothers and sisters: social workers didn’t think that her mom could care for nine children and an invalid husband. They wanted to split the family up and send the children to different foster homes. That’s when Fr. Walsh came to the family’s rescue.
Father Walsh was Mary’s uncle on her mother’s side. When he heard about the family’s plight, he helped organize efforts to get a special room built at their house so that John Leonard could be cared for by his family. Father Walsh also worked to make sure that the bank would not foreclose on their home. His actions helped to convince social workers that the family could remain intact.
“Father John was truly the person that kept our family together. I am forever grateful for his kindness. Besides my parents, he is my hero,” said Mary.
Making Fr. John’s actions even more heroic was that he was the Assistant Superior General at the time for the entire worldwide Oblate congregation. He was responsible for Oblate missions around the world, but still had time to come to the rescue of his family back home in Colorado.
Mary and her siblings took on a lot of responsibility caring for their father. John Leonard had to spend three years in the iron lung before he was able to live with the help of a respirator. He lived nine years after the doctors had told him he only had 20 minutes of life left.
Mary said her Catholic faith has been a constant source of strength throughout her life. She spent seven years ministering in Chicago, the family home before Denver, as a Sister of Charity of the Blessed Virgin Mary and is currently an associate member of that congregation.
Mary is also a regular supporter of the work of the Missionary Oblates. The Oblates are the major beneficiaries of her estate.
“For me, Fr John was like the north on our family compass,” said Mary. “The Oblates are still like that today, always pointing people in the right direction.”
Semblanza de un Benefactor: Mary Agnes Leonard
“Para mí, el P. John era como el Norte en la brújula de nuestra familia,” dijo Mary. “Los Oblatos siguen siéndolo todavía hoy, siempre marcando la dirección correcta a la gente.”
La familia lo es todo para Mary Agnes Leonard. Y un Misionero Oblato tuvo un papel primordial en mantener unida a su familia durante su mayor crisis.
“El Padre John Patrick Walsh, O.M.I. fue un regalo de Dios para mi familia” dijo Mary. “Desde que era niña siempre fue mi modelo y alguien a quien quise imitar. Quería a todos y nunca juzgó ni criticó; ¡igual que Jesús!”
En 1952, el padre de Mary, John Leonard, contrajo polio y quedó paralizado del cuello hacia abajo. Se le colocó en un pulmón de acero y en algún momento los doctores dijeron que solo le quedaban 20 minutos de vida.
Mary recuerda vívidamente entrar a la habitación del hospital para despedirse de su papá.
Pero John Leonard sobrevivió a su experiencia cercana a la muerte. Su salud seguía siendo mala y tuvo que permanecer en el pulmón de acero.Mary tenía 11 años entonces y su madre estaba embarazada de su noveno hijo.
Como la mayor de los hijos Leonard, le dijeron a Mary no decir un secreto a sus hermanos y hermanas menores: las trabajadoras sociales no creían que su mamá pudiera hacerse cargo de nueve hijos y un esposo inválido. Querían dividir a la familia y enviar a los niños a diferentes casas de adopción. Ahí fue cuando el P. Walsh llegó a rescatar a la familia.
El Padre Walsh era tío de Mary por parte de su madre y cuando se enteró de la dificultad de la familia, organizó ayuda para construir un cuarto especial en su casa, para que John Leonard pudiera ser atendido por su familia. El PadreWalsh también trabajó para asegurar que el banco no embargara su casa. Sus acciones ayudaron a convencer a las trabajadoras sociales que la familia podría permanecer intacta.
“El Padre John fue en verdad quien mantuvo unida a nuestra familia. Siempre estaré agradecida por su bondad. Además de mis padres, él es mi héroe, “ dijo Mary.
Haciendo que las acciones del P. John fueran aun más heroicas, fue el hecho de que en esa época era Superior General Asistente para la Congregación Oblata a nivel mundial. Era el encargado de las misiones Oblatas en todo el mundo, pero aún así tuvo tiempo para recatar a su familia en Colorado.
Mary y sus hermanos tuvieron mucho trabajo al cuidar a su padre. John Leonard tuvo que pasar tres años en el pulmón de acero antes de poder vivir sin la ayuda de un respirador. Vivió nueve años, cuando los doctores habían pronosticado solo 20 minutos.
Mary comenta que su fe católica ha sido una fuente constante de fortaleza a lo largo de su vida. Pasó siete años trabajando en Chicago, la casa familiar antes de Denver, como Hermana de la Caridad de la Santísima Virgen María y actualmente es miembro asociado de dicha congregación.
Mary apoya en forma regular el trabajo de los Misioneros Oblatos, quienes son los beneficiarios principales de sus bienes.
“Para mí, el P. John era como el Norte en la brújula de nuestra familia,” dijo Mary. “Los Oblatos siguen siéndolo todavía hoy, siempre marcando la dirección correcta a la gente.”
“El Padre Patrick Walsh, O.M.I. fue un regalo de Dios para mi familia,” dijo Mary. “Desde que era niña siempre fue un modelo y alguien a quien quise imitar. Quería todos y nunca juzgó ni criticó;¡igual que Jesús!”