June 2018
Junio de 2018
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Inside
From the Provincial Fr. Louis Studer, O. M. I.
Missionary Oblates Recognized During Papal Visits
Father Nick Harding, O.M.I. a Fulfilling and Fascinating Ministry in Peru
Oblate Spotlight: Fr. Andy Knop, O.M.I.
By Sea and Land The Missionary Journey of Fr. Tuan Pham, O.M.I.
Oblate Crossings
Building a Better Future in Thailand
100 Years on the Mountain
“We Have Each Other” Oblate Supported Farm Impacting Lives
In Puerto Rico
On the Path to Sainthood
125 Years of Faith: St. Casimir’s Parish
My Vocation Story: Lazaro Angel Leal
Donor Highlight: Mary Agnes Leonard
My Vocation Story: Lazaro Angel Leal
Lazaro Angel Leal will not take part in his final vows as a Missionary Oblate brother for several years. It will be big day for him. But it might not even be the most important Oblate event he ever attends.
That day may have taken place in 2016 when Lazaro’s friend was ordained an Oblate priest. It was a special moment for Lazaro, when the young man realized he needed to follow a calling to become a Missionary Oblate, a calling that has been building since a very early age.
Lazaro was born in 1992 and grew up in Brownsville, Texas. His parents were married by an Oblate in 1988 and Lazaro was baptized at the Immaculate Conception Cathedral in Brownsville which is staffed by the Oblates.
As a child Lazaro’s parents and family felt it was important to pass along their faith to their son. Lazaro’s paternal grandmother, who lived in his childhood home, was particularly active in sharing her faith. Lazaro was always involved with Church activities, participating in a variety of youth groups.
“In high school I wanted to grow deeper in my Catholic identity, so I decided to attend a Catholic college, and that is when my vocation journey really took a big leap,” said Lazaro.
Lazaro enrolled at Our Lady of the Lake University in San Antonio. He joined the campus ministry program, becoming a sacristan and being involved with the music ministry. The Oblates were working in campus ministry at the university at the time and Lazaro began to consider an Oblate vocation. He contacted the local Vocation Director, Fr. Charlie Banks, O.M.I. who gave him an unexpected suggestion – don’t come.
“Father Charlie suggested that I finish my degree first because I was just a few semesters away from graduation,” said Lazaro. “It was great advice because it allowed me time to form my own identity and finish what I had started. It just wasn’t the right time for me to join the Oblates, and Fr. Charlie knew that.”
Lazaro earned his BA in Religious Studies and Theology. He then spent a few months in the workforce before getting an invitation to attend an Oblate ordination for someone who had worked with Lazaro in the campus ministry program.
“I went to the ordination not as a discerner but as a friend,” said Lazaro. “That day changed my life, and I knew it was time to join the Oblates.”
Lazaro jokes that when he arrived at the ordination he tried to avoid the vocation directors in attendance. By the end of the ceremony, he was seeking them out. Just three months later, Lazaro was a member of the Oblates’ Pre-Novitiate program in Buffalo, New York. He spent a year there living in community with other young men discerning a calling to religious life.
Last August Lazaro entered the Oblate Novitiate in Godfrey, Illinois. The novitiate year is a time to step away from society and deeply determine how God is calling one to serve. Lazaro is spending his novitiate year with novices from Africa, Australia and North America.
“Today, as an Oblate novice, I am living in an international community of young men examining their calling to religious life. They have quickly become my friends,” said Lazaro. “Prayer is especially important during the novitiate year. And I ask for your prayers as I continue on this amazing journey.”
Historia de mi Vocación: Lázaro Ángel Leal
Lázaro recibe la aprobación del P. Alejandro Roque, O.M.I., Director del programa del pre-noviciado Oblato.
Lázaro Ángel Leal no tomará sino hasta dentro de varios años sus votos perpetuos como Hermano Misionero Oblato y será un gran día para él. Pero puede que no sea el evento Oblato más importante al que alguna vez asista.
Tal vez ese día haya sido en 2016, cuando el amigo de Lázaro fue ordenado sacerdote Oblato. Fue un momento especial para Lázaro, el darse cuenta de que debía seguir el llamado de convertirse en Misionero Oblato, un llamado que estuvo formándose desde muy temprana edad.
Lázaro nació en 1992 y creció en Brownsville, Texas. Un Oblato casó a sus padres en 1988 y Lázaro fue bautizado en la Catedral Immaculate Conception en Brownsville, a cargo de los Oblatos.
Cuando era niño, los padres y familia de Lázaro consideraron que era importante inculcar su fe a su hijo. La abuela paterna de Lázaro, que vivía con ellos cuándo era niño, tuvo una influencia particular en compartirle su fe. Lázaro siempre participó en actividades de la iglesia, en varios grupos juveniles.
“En la preparatoria deseaba crecer más en mi identidad católica, así que decidí ingresar a una universidad católica y fue ahí que mi trayecto vocacional tuvo un gran impulso,” dijo Lázaro.
Lázaro se inscribió en la Universidad Our Lady of the Lake en San Antonio. Se unió al programa ministerial del campus, haciéndose sacristán y participando en el ministerio musical. Los Oblatos estaban a cargo del ministerio del campus en la época en que Lázaro comenzó a considerar su vocación como Oblato. Contactó al Director Vocacional local, P. Charlie Banks, O.M.I. quien le hizo una sugerencia inesperada – no vengas.
“El Padre Charlie sugirió que antes terminara mi carrera, pues solo me faltaban algunos semestres para graduarme,” dijo Lázaro. “Fue un gran consejo, pues me dio tiempo para conformar mi identidad propia y concluir lo que había empezado. No era aun el momento propicio para unirme a los Oblatos, y el P. Charlie lo sabía”.
Lázaro concluyó su maestría en Estudios Religiosos y Teología y pasó algunos meses trabajando antes de ser invitado a asistir a la ordenación como Oblato de alguien que había trabajado con él en el programa ministerial del campus.
“Asistí a la ordenación, no como parte de mi discernimiento, sino como amigo,” dijo Lázaro. “Ese día cambió mi vida y supe que era tiempo de unirme a los Oblatos.”
Lázaro bromea sobre que al llegar a la ordenación trató de evitar a los directores vocacionales que se encontraban ahí. Al terminar la ceremonia, estaba buscándolos. Solo tres meses después, Lázaro era parte del programa de Pre-Noviciado de los Oblatos en Buffalo, New York. Pasó un año en el lugar, viviendo en comunidad con otros jóvenes, discerniendo el llamado a la vida religiosa.
En agosto pasado, Lázaro ingresó al Noviciado Oblato en Godfrey, Illinois. El año de noviciado es un tiempo para alejarse de la sociedad y determinar en forma profunda cómo Dios llama a cada quien a servir. Lázaro tiene como compañeros de noviciado a jóvenes de África, Australia y Norteamérica.
“Actualmente, como novicio Oblato, vivo en una comunidad internacional de jóvenes que evalúan su llamado a la vida religiosa. Se han hecho mis amigos rápidamente,” dijo Lázaro. “La oración es especialmente importante en el año de noviciado. Pido sus oraciones mientras continuó en este increíble trayecto”.