A medida que se acerca el Día de la Madre, pensamos en nuestras madres y figuras maternas, las que todavía están con nosotros y las que descansan eternamente con nuestra Santísima Madre, quien caminó con Jesús toda su vida. Agradecemos sus sacrificios y su amor infinito que nos protege.

Así como nuestra Santísima Madre y nuestras madres terrenales velan por nosotros, los Misioneros Oblatos de María Inmaculada cuidan de los más pobres entre los pobres en lugares como Tijuana, México. Una de esas madres en nuestra misión es Laura del Rocío Padilla Villagómez.

Laura no terminó la secundaria porque tuvo que trabajar para ayudar a sus tres hijos. Cuando su marido quedó discapacitado en un accidente, ella obtuvo su GED y luego calificó para la Beca San Eugenio de los Oblatos. Esta beca se financia mediante donaciones de generosos co-misioneros como usted. Laura se graduó en diciembre y ahora es trabajadora social.

Por cierto, su hija Nicole ahora asiste a la universidad, también a través del programa de Becas. Mientras Nicole estudia para ser contadora, ya se ofrece como voluntaria enseñando matemáticas a los niños de la comunidad.

Familias como Laura y Nicole sólo pueden romper el ciclo de pobreza con la ayuda de generosos co-misioneros como usted.